- 400 grs. de garbanzos medianos secos
(sin remojar), si los pesamos después de haber estado en remojo serían unos 800
grs.
-
400 grs. de
lomos de bacalao desalado sin piel ni espinas, cortado a cuadraditos o migas de
bacalao.
-
1 calabacín sin
pelar cortado a cuadraditos pequeños.
-
2 zanahorias
cortada a cuadraditos pequeños.
-
1 cebolla
finamente picada.
-
2 dientes de
ajos picaditos.
-
200 grs. de
hojas de espinacas frescas troceadas.
-
1/2
cucharadita de pimentón dulce de la vera.
-
2 hojas de
laurel.
-
Sal.
-
Aceite de
oliva.
- Un poco de bicarbonato para
incorporar al agua cuando pongamos los garbanzos en remojo (opcional).
Elaboración:
1. Ponemos el día de antes los
garbanzos en remojo en abundante agua, al menos unas doce horas, le podemos
poner una cucharadita de bicarbonato, aunque si tenemos la certeza de que son
garbanzos buenos y tiernos no es necesario. Tener en cuenta que el peso de los
garbanzos se duplica después de haber estado en remojo, así que si los pesamos
después son unos 800 grs.
2. Enjuagamos bien los garbanzos y
tiramos el agua del remojo.
3. En una cacerola ponemos los
garbanzos cubiertos de agua (unos dos dedos por encima) y las dos hojas de
laurel, a fuego medio-alto, durante una hora aproximadamente y vamos quitando
la espuma que suelta con una espumadera. El tiempo dependerá del tipo y tamaño
del garbanzo, si se van quedando sin agua añadir más pero que esté hirviendo,
siempre que cubra uno o dos dedos por encima de los garbanzos. Si cuando estén
tiernos vemos que hay demasiada agua, retiramos un poco y reservamos por si al
ir añadiendo los demás ingredientes vemos que necesita más.
4. Mientras vamos preparando todos los
ingredientes, cortamos el bacalao, la cebolla, ajos, calabacín y zanahorias.
5. Transcurrida la hora bajamos un poco
el fuego y si vemos que necesitamos un poco de más de agua la incorporamos pero
que esté hirviendo, para no interrumpir la cocción.
6. Sofreímos en una sartén con aceite
de oliva la cebolla junto con el ajo y un poco de sal, cuando se hayan rehogado
bien incorporamos el pimentón, le damos unas vueltas rápidas para que no se
queme y agregamos a la cacerola donde tenemos los garbanzos.
7. En la misma sartén con un poco de
aceite rehogamos el calabacín y la zanahoria con un poco de sal y añadimos
también a la cacerola que tenemos cociendo al fuego con los garbanzos.
8. Dejamos cocer unos minutos hasta que
veamos las verduritas más o menos tiernas.
9. Añadimos las espinacas, las vamos
introduciendo para dentro de la olla hasta que reduzca su volumen.
10. Si queremos cambiar el color del caldo que
será rojizo por el pimentón por un color verde, podemos batir unas hojas de
espinacas crudas con un poco de agua e incorporar a la cacerola
11. Agregamos el bacalao, dejamos cocer unos
minutos y rectificamos de sal.
12. Dejamos reposar unos minutos y listo para
comer, aunque yo este tipo de potajes los prefiero hacer la tarde del día de
antes, considero que están mejor de un día para otro.
Notas:
-
Si compramos
bacalao salado lo desalaremos, enjuagándolo primero bien bajo el grifo para
quitar toda la sal y luego lo tendremos en remojo en agua dentro del
frigorífico de 24 a 48 horas, o incluso 72 horas, dependiendo del tamaño de los
lomos, cambiándole el agua cada 8 horas aproximadamente. Si utilizamos migas,
estás al ser más pequeñas en 24 horas estarán desaladas.
-
Lo de poner
bicarbonato en el agua de remojo de los garbanzos es para ponerlos más tiernos,
pero no es necesario si sabemos la procedencia de los garbanzos, y tenemos la
garantía de que son de buena calidad. Estas legumbres necesitan estar al menos
unas 12 horas en remojo antes de cocinarlas.
-
Cuando
vayamos agregando los ingredientes a la cacerola, la moveremos cogiéndola por
las asas y meneándola suavemente, evitando meter la cuchara para así no chafar
los garbanzos.
-
La espinacas
podemos comprarla envasadas en bolsas, que vienen ya troceadas y enjuagadas
listas para comer.
-
La cantidad
de bacalao y espinacas es orientativa, podemos poner un poco más o menos
dependiendo de nuestros gustos.
-
Este es un
plato que no queda con mucho caldo, es más bien seco, pero podemos hacerlo a
nuestro gusto.
-
Es un potaje
típico de Semana Santa, porque al no tener carne es perfecto para la vigilia.
Besitos.
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